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Primer Misterio:
El Bautismo de Cristo en el Jordán
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LA
ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS
Para
dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la
meditación, es útil que al enunciado del misterio
siga la proclamación del pasaje bíblico
correspondiente, que puede ser más o menos
largo según las circunstancias. En efecto, otras
palabras nunca tienen la eficacia de la palabra
inspirada. Ésta debe ser escuchada con la certeza
de que es Palabra de Dios, pronunciada para hoy y «para
mí».
Acogida de este modo, la Palabra entra en la
metodología de la repetición del Rosario sin el
aburrimiento que produciría la simple reiteración
de una información ya conocida. No, no se trata de
recordar una información, sino de dejar 'hablar' a
Dios. En alguna ocasión solemne y comunitaria, esta
palabra se puede ilustrar con algún breve
comentario. (Rosarium
Virginis Mariae, 30)
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Lectura
del Evangelio.
Entonces
vino Jesús al Jordán desde Galilea, para ser bautizado
por Juan. Pero éste se le resistía diciendo: Soy yo
quien necesita ser bautizado por ti, ¿cómo vienes tú
a mí? Respondiendo Jesús le dijo: Déjame ahora, así
es como debemos nosotros cumplir toda justicia. Entonces
Juan se lo permitió. Inmediatamente después de ser
bautizado, Jesús salió del agua y he aquí que se le
abrieron los Cielos y vio el Espíritu de Dios que
descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una
voz desde los cielos dijo: —Éste es mi Hijo, el amado,
en quien me he complacido. Mt 3, 13-17.
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EL
SILENCIO
La
escucha y la meditación se alimentan del silencio. Es
conveniente que, después de enunciar el misterio y
proclamar la Palabra, esperemos unos momentos antes de
iniciar la oración vocal, para fijar la atención
sobre el misterio meditado. El redescubrimiento
del valor del silencio es uno de los secretos para la
práctica de la contemplación y la meditación. Uno
de los límites de una sociedad tan condicionada por
la tecnología y los medios de comunicación social es
que el silencio se hace cada vez más difícil. Así
como en la Liturgia se recomienda que haya momentos de
silencio, en el rezo del Rosario es también
oportuno hacer una breve pausa después de escuchar la
Palabra de Dios, concentrando el espíritu en el
contenido de un determinado misterio. (Rosarium
Virginis Mariae, 31)
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Meditación: |
"...Misterio
de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él,
mientras Cristo, como inocente que se hace 'pecado' por
nosotros (cf. 2 Co 5, 21), entra en el agua del río, el
cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo
predilecto (cf. Mt 3, 17 par.), y el Espíritu desciende
sobre Él para investirlo de la misión que le espera..."
(Juan Pablo II, Rosarium Mariae Virginis, 21)
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1
Padre Nuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria.
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