Para que pueda decirse que el Rosario es más
plenamente 'compendio del Evangelio', es
conveniente pues que, tras haber recordado la
encarnación y la vida oculta de Cristo
(misterios de gozo), y antes de considerar los
sufrimientos de la pasión (misterios de dolor)
y el triunfo de la resurrección (misterios de
gloria), la meditación se centre también en
algunos momentos particularmente
significativos de la vida pública (misterios
de luz). Esta incorporación de nuevos
misterios, sin prejuzgar ningún aspecto
esencial de la estructura tradicional de esta
oración, se orienta a hacerla vivir con
renovado interés en la espiritualidad
cristiana, como verdadera introducción a la
profundidad del Corazón de Cristo, abismo de
gozo y de luz, de dolor y de gloria. (Juan
Pablo II - Carta Apostolica "Rosarium Virginis
Mariae", 19)

Misterios de gozo
(Lunes y Sábado)
1. La Encarnación del Hijo de Dios (Lucas
1:26-38).
2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima
Santa Isabel (Lucas 1:39-53).
3. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén
(Lucas 2:6-19).
4. La Purificación de Nuestra Señora (Lucas
2:22-40).
5. El Niño perdido y hallado en el Templo
(Lucas 2:41-52).
Misterios de luz
( Jueves)
1. El Bautismo en el Jordán (cf. Mt 3, 17
par.)
2. La autorrevelación en las bodas de Caná
(cf. Jn 2, 1-12),
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la
conversión (cf. Mc 1, 15), (cf. Mc 2. 3-13; Lc
47-48),
4. La Transfiguración (cf. Lc 9, 35 par.)
5. La institución de la Eucaristía, expresión
sacramental del misterio pascual (Jn13, 1)
Misterios de dolor
(Martes y Viernes)
1. La Oración del Huerto (Mateo 26:36-41).
2. La Flagelación del Señor (Juan 18:36-38;
19:1).
3. La Coronación de espinas (Marcos 15:14-17;
Mateo 27:24-30).
4. La Cruz a cuestas (Juan 19:17; Lucas 9:23).
5. Jesús muere en la Cruz (Juan 19:25-30).
Misterios de gloria
(Miércoles y
Domingos)
1. La Resurrección del Señor (Marcos 16:6-8).
2. La Ascensión del Señor (Mateo 28:18-20;
Hechos 1:9-11).
3. La Venida del Espíritu Santo (Hechos
2:1-4).
4. La Asunción de Nuestra Señora.
5. La Coronación de María Santísima.
LETANIA A LA SANTÍSIMA
VIRGEN
Ruega por nosotros
Los ciclos de meditaciones
propuestos en el Santo Rosario no son
ciertamente exhaustivos, pero llaman la
atención sobre lo esencial, preparando el
ánimo para gustar un conocimiento de Cristo,
que se alimenta continuamente del manantial
puro del texto evangélico. Cada rasgo de la
vida de Cristo, tal como lo narran los
Evangelistas, refleja aquel Misterio que
supera todo conocimiento (cf. Ef 3, 19). Es el
Misterio del Verbo hecho carne, en el cual
«reside toda la Plenitud de la Divinidad
corporalmente» (Col 2, 9). Por eso el Catecismo
de la Iglesia Católica insiste tanto en los
misterios de Cristo, recordando que «todo en
la vida de Jesús es signo de su Misterio».
El «duc in altum» de la Iglesia en el
tercer Milenio se basa en la capacidad de los
cristianos de alcanzar «en toda su riqueza la
plena inteligencia y perfecto conocimiento del
Misterio de Dios, en el cual están ocultos
todos los tesoros de la sabiduría y de la
ciencia» (Col 2, 2-3). La Carta a los Efesios
desea ardientemente a todos los bautizados:
«Que Cristo habite por la fe en vuestros
corazones, para que, arraigados y cimentados
en el amor [...], podáis conocer el amor de
Cristo, que excede a todo conocimiento, para
que os vayáis llenando hasta la total plenitud
de Dios» (3, 17-19).
El
Rosario promueve este ideal, ofreciendo el
'secreto' para abrirse más fácilmente a un
conocimiento profundo y comprometido de
Cristo. Podríamos llamarlo el camino de María.
Es el camino del ejemplo de la Virgen de
Nazaret, mujer de fe, de silencio y de
escucha. Es al mismo tiempo el camino de una
devoción mariana consciente de la inseparable
relación que une Cristo con su Santa Madre:
los misterios de Cristo son también, en cierto
sentido, los misterios de su Madre, incluso
cuando Ella no está implicada directamente,
por el hecho mismo de que Ella vive de Él y
por Él. Haciendo nuestras en el Ave Maria las
palabras del ángel Gabriel y de santa Isabel,
nos sentimos impulsados a buscar siempre de
nuevo en María, entre sus brazos y en su
corazón, el «fruto bendito de su vientre» (cf.
Lc 1, 42).
(Juan Pablo II
- Carta Apostolica "Rosarium Virginis Mariae",
24)
QUÉ FRUTOS
PODEMOS PEDIR A MARÍA MEDIADORA DE TODAS LAS
GRACIAS EN CADA MISTERIO?
EL FRUTO DEL MISTERIO: LA HUMILDAD
EL FRUTO DEL MISTERIO: EL AMOR AL PRÓJIMO
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA POBREZA
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA OBEDIENCIA
EL FRUTO DEL MISTERIO: EL GOZO DE ENCONTRAR
A JESÚS.
MISTERIOS DE LUZ
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA HUMILDAD
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA INTERMEDIACIÓN DE
MARIA.
EL FRUTO DEL MISTERIO:LA ESPERANZA
EL FRUTO DEL MISTERIO: LA FE
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA CONFIANZA
EN
DIOS
MISTERIOS DE DOLOR
EL
FRUTO DEL MISTERIO: DOLOR POR EL PECADO
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA PUREZA
EL
FRUTO DEL MISTERIO: EL VALOR
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA PACIENCIA
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA PERSEVERANCIA
MISTERIOS DE GLORIA
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA FE
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA ESPERANZA
EL
FRUTO DEL MISTERIO: EL AMOR A DIOS
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA GRACIA DE LA
PERSEVERANCIA FINAL Y DE UNA MUERTE
FELIZ.
EL
FRUTO DEL MISTERIO: LA CONFIANZA EN LA
INTERCESIÓN DE MARIA MEDIADORA
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