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"...En
los misterios de gozo vemos la alegría de la familia, de la
maternidad, del parentesco, de la amistad, de la ayuda recíproca.
Cristo, al nacer asumió y santificó estas alegrías que el
pecado no ha borrado totalmente. El realizó esto por medio de
María. Del mismo modo, también nosotros hoy, a través de
Ella, podemos captar y hacer nuestras las alegrías del
hombre: en sí mismas, humildes y sencillas, pero que se hacen
grandes y santas en María y en Jesús..." (Juan Pablo
II, Angelus del 23 de octubre de 1983).
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