DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA
Historia
del Mensaje y de la Devoción
|
La historia
del origen y de la difusión del mensaje de la
Divina Misericordia y de su devoción por todo el
mundo, resulta una interesante lectura.
Comprende apariciones y revelaciones
extraordinarias, respuestas milagrosas a oraciones,
un escape dramático de una Polonia devastada por
la guerra, una prohibición temporal del culto por
la Iglesia y el fuerte apoyo del Papa Juan Pablo
II, que muy probablemente será llamado por los
historiadores "el Papa de la Misericordia".
Los
escritos de la beata Sor Faustina Kowalska, una
monja polaca sin instrucción, perteneciente a la
Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios
de la Misericordia, en Polonia, constituyen la
fuente del mensaje y de la devoción presentados
en este librito.
Alrededor de
1930, al obedecer a su director espiritual, el
Padre Miguel Sopocko, Sor Faustina escribió un
Diario de unas 600 páginas y así documentó las
revelaciones que ella recibía sobre la
misericordia de Dios.
Aún antes
de su muerte en el año 1938, la devoción a la
Divina Misericordia, según está revelada en este
Diario, se había comenzado a difundir.
Durante los trágicos años de la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945), la práctica de esta devoción
aumentó en fuerza debido a que la gente por toda
Polonia y Lituania se dirigió al Salvador
misericordioso para recibir consolación y
esperanza.
La
Congregación de los Marianos
En 1941, el
Padre José Jarzebowski, miembro de la Congregación
de los Marianos de la Inmaculada Concepción, llevó
la devoción a los Estados Unidos desde Polonia.
Al principio, el mismo Padre Jarzebowski estaba
escéptico acerca de las gracias maravillosas
supuestamente recibidas por los que se entregaban
a la Divina Misericordia. Pero, en la
primavera de 1940, el Padre prometió que si
llegaba sano y salvo a casa de los Marianos en los
Estados Unidos, pasaría el resto de su vida
difundiendo la devoción y el mensaje de la Divina
Misericordia.
Un año más
tarde, tras un viaje increíble de Polonia a
Lituania, y después, a través de Rusia y Siberia
a Vladivostok y de ahí al Japón, el Padre llegó
al suelo norteamericano. Fiel a su promesa,
enseguida empezó a distribuir información sobre
el mensaje y la devoción con la ayuda de las
Hermanas Felicianas en los Estados de Michigan y
Connecticut. Poco después, también sus
Hermanos se involucraron intensamente en esta
promoción. Tras varios años de actividad
desde Washington, D.C., en 1944 establecieron el
"Apostolado de la Misericordia de Dios"
en Eden Hill ("la Colina del Edén") en
Stockbridge, Massachusetts. Actualmente,
este sitio es la sede del Santuario Nacional de la
Divina Misericordia y la Asociación de Auxiliares
Marianos, que es una moderna casa editorial de
literatura religiosa y centro internacional de la
devoción a la Divina Misericordia. Ya en el
año 1953, unos 25 millones de ejemplares de
literatura sobre la Divina Misericordia habían
sido distribuidos por todo el mundo.
Prohibido
por la Iglesia
Durante los
años 1958 y 1959, la profecía de Sor Faustina
sobre la aparente destrucción del trabajo de
divulgación de la Divina Misericordia (Diario,
378) empezó a cumplirse. La Santa Sede que
había recibido traducciones erróneas y confusas
de selecciones del Diario, que no se podían
verificar debido a las condiciones políticas
existentes, prohibió la difusión de la devoción
a la Divina Misericordia en las formas presentadas
en los escritos de Sor Faustina.
Durante el
tiempo de la prohibición, los Marianos siguieron
difundiendo la devoción a la misericordia de Dios,
pero en obediencia a Roma, basaron el mensaje y la
devoción de la Divina Misericordia en las
Sagradas Escrituras, la Liturgia, las enseñanzas
de la Iglesia y las revelaciones de nuestra Señora
en Fátima.
La
revocación de la prohibición
Veinte años
más tarde, en 1978, se revocó por completo la
prohibición, gracias a la intervención del
entonces Arzobispo de Cracovia, el Cardenal Carol
Wojtyla (el actual Papa Juan Pablo II).
Gracias a
sus esfuerzos, en 1965 se comenzó un proceso
informativo sobre la vida y las virtudes de Sor
Faustina. El resultado exitoso de este
proceso impulsó la apertura de la Causa de
Beatificación de Sor Faustina en el año 1968.
En una nueva
"Notificación" del 15 de abril de 1978,
la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
cambió su decisión original, revocándola.
Después de revisar muchos documentos originales
que no estaban disponibles en 1959, esta
Congregación declaró que la prohibición del año
1959 ya no era válida.
Seis meses
después, el Cardenal Wojtyla fue elegido Papa
Juan Pablo Il.
Animada por
la preocupación de carácter pastoral de Su
Excelencia José E Maguire, Obispo de Springfield,
Massachusetts, la Congregación de los Marianos
pidió una explicación oficial de la "Notificación"
del año 1978. Al obispo le interesaban los
esfuerzos renovados para difundir el Mensaje y la
Devoción a la Divina Misericordia. El 12 de
julio de 1979, recibieron una respuesta del
Prefecto de la Sagrada Congregación, que afirmó
que "...ya no existe, de parte de la Sagrada
Congregación, ningún impedimento a la difusión
de la devoción a la Divina Misericordia en las
formas auténticas propuestas por la Hermana
Religiosa mencionada arriba (Sor Faustina Kowalska)".
Por eso, en
1979, con el permiso del obispo local, los
Marianos reanudaron su trabajo de difundir la
devoción a la Divina Misericordia en las formas
propuestas por Sor Faustina. La respuesta de
parte de sacerdotes, obispos y laicos de todo el
mundo ha sido abrumadora y la devoción ha crecido
más rápidamente de lo que nadie esperaba.
El
Papa Juan Pablo II
Una de las
razones que explica este éxito es, sin duda, el
apoyo constante del Santo Padre. En 1981, él
publicó la encíclica Dives in misericordia (Rico
en misericordia), en que habla de Cristo como la
"encarnación de la Misericordia... la Fuente
Inagotable de Misericordia. Llama la atención
que "el programa mesiánico de Cristo, el
programa de la misericordia" debe convertirse
en "el programa de su pueblo, el programa de
la Iglesia" .
A lo largo
de toda la encíclica, el Santo Padre subraya que
la Iglesia, especialmente en nuestros tiempos
modernos, tiene "el derecho y el deber"
de profesar y proclamar la misericordia de Dios",
de "introducirla y encarnarla" en las
vidas de todos y de "invocar la misericordia
de Dios", implorándola para el mundo entero
(vea Rico en misericordia, 12-15).
Un año
después de publicar Rico en misericordia, el Papa
visitó el Santuario del Amor Misericordioso en
Collevalenza, Italia, durante su primer
peregrinaje fuera de Roma después del atentado
contra su vida. Allí el Papa reafirmó la
importancia del mensaje de la misericordia y
explicó que, desde el principio de su ministerio
en Roma, ha considerado este mensaje como su
"tarea especial" que le fue asignada por
Dios "ante la situación actual del hombre,
de la Iglesia y del mundo".
En su
audiencia general del 10 de abril de 1991 el Santo
Padre habló de Sor Faustina mostrando el gran
respeto que le tiene. Además la relacionó
con su encíclica y enfatizó el papel de ella en
llevarle al mundo el mensaje de la misericordia.
"Las palabras de la encíclica sobre la
Divina Misericordia Rico en misericordia están
particularmente cerca de nosotros. Ellas
recuerdan la figura de la Sierva de Dios, Sor
Faustina Kowalska. Esta sencilla mujer
religiosa acercó a Polonia y al mundo entero el
mensaje Pascual del Cristo misericordioso".
La
beatificación
El 7 de
marzo de 1992, ante la presencia del Santo Padre,
la Congregación de la Causa de los Santos promulgó
el Decreto de Virtudes Heroicas, por medio del
cual la Iglesia reconoce que Sor Faustina practicó
todas las virtudes cristianas de manera heroica.
A consecuencia de ésto recibió el título de
"Venerable" Sierva de Dios y se abrió
el camino para verificar el milagro atribuido por
su intercesión.
Durante ese
mismo año, la curación de Maureen Digan junto al
sepulcro de Sor Faustina fue reconocida como
milagrosa por tres grupos distintos nombrados por
la Sagrada Congregación: primero, un grupo de médicos,
después uno de teólogos y finalmente uno de
cardenales y obispos.
El 21 de
diciembre de 1992, el Santo Padre publicó la
aceptación del milagro por la Iglesia, la cual
afirmó que dicho milagro había sido conseguido
por la intercesión de Sor Faustina. Además,
el Papa anunció que la beatificación solemne de
esta monja polaca tendría lugar en Roma, el 18 de
abril de 1993, el segundo domingo de Pascua (día
que nuestro Señor le había revelado a Sor
Faustina como la "Fiesta de la Misericordia").
APÓSTOL
DE LA MISERICORDIA
La beata Sor
Faustina nació el 25 de agosto de 1905 en la
aldea de Glogowiec, al oeste de la ciudad de Lódz,
Polonia. Siendo la tercera de diez hijos,
Faustina recibió el nombre de "Helena".
Poco antes de cumplir los veinte años, ingresó
en la Congregación de las Hermanas de la Madre de
Dios de la Misericordia cuyas integrantes se
dedican a educar y a cuidar a mujeres jóvenes con
problemas.
Al año
siguiente, Sor Faustina tomó el hábito religioso
y recibió el nombre de "Sor María Faustina",
al cual agregó "del Santísimo
Sacramento" como era permitido por la
costumbre de su Congregación.
En los años
30, el Señor le transmitió a Sor Faustina un
mensaje de misericordia y le dijo que lo
difundiera por todo el mundo. La invitó a
convertirse en apóstol y la secretaria de la
misericordia de Dios, un modelo de cómo ser
misericordioso con los demás y un instrumento
para enfatizar de nuevo el plan de misericordia
que Dios tiene para el mundo.
No fue una
perspectiva fácil. Su vida entera, a
imitación de la de Cristo, iba a ser un
sacrificio, una vida vivida para los demás.
A petición de nuestro Señor, Sor Faustina ofreció
sus sufrimientos en unión con el Señor como
propiciación de los pecados de los demás.
En su vida cotidiana, Sor Faustina se convertiría
en agente de misericordia, llevando paz y alegría
al prójimo. Y al escribir sobre la
misericordia de Dios debía animar a otras
personas a confiar en
El y así preparar al mundo para Su regreso.
A pesar de estar convencida de su propia
indignidad y atemorizada por la idea de escribir,
Sor Faustina comenzó a llevar un Diario en el año
1934, en obediencia al deseo expreso de su
director espiritual y después de nuestro Señor
Mismo. Durante cuatro años documentó
revelaciones divinas y experiencias místicas,
junto con sus pensamientos más profundos, sus
conclusiones y sus oraciones. El resultado
es un libro de unas 600 páginas impresas que, en
lenguaje sencillo, repite y aclara la historia del
Evangelio, del amor de Dios para Su pueblo,
enfatizando sobre todo la necesidad de confiar en
Su acción amorosa en todos los aspectos de
nuestras vidas.
Además, el
Diario revela un ejemplo extraordinario de cómo
responder a la misericordia de Dios y cómo
manifestarla a los demás.
La vida
espiritual de la beata Sor Faustina se basó en la
humildad profunda, la pureza de intención y la
obediencia amorosa a la voluntad de Dios, a
imitación de las virtudes de la Santa Virgen María.
Su devoción
especial a María Inmaculada y a los sacramentos
de la Eucaristía y la Reconciliación le dio la
fortaleza para soportar todos los sufrimientos
como una ofrenda a Dios en nombre de la Iglesia y
de aquellos que tienen necesidades especiales,
particularmente los grandes pecadores y los
agonizantes.
Escribió y
sufrió en secreto. Solamente su director
espiritual y algunas de sus superiores estaban
conscientes de que algo especial pasaba en su vida.
Después de su fallecimiento por tuberculosis, en
el año 1938, hasta sus compañeras más cercanas
se quedaron asombradas al descubrir las profundas
experiencias místicas y los grandes sufrimientos
que le habían sido dados a esta hermana, que
siempre había sido tan alegre y humilde.
Había acogido profundamente en su corazón, el
mandato del evangelio de «Ser misericordiosos
como su Padre es misericordioso» (Lucas 6, 36).
Así mismo, había acogido la orden de su confesor
de que debería portarse de tal manera que todos
los que trataran con ella al marcharse se fueran
muy felices.
El mensaje
de la misericordia recibido por Sor Faustina
actualmente se difunde por todo el mundo; ella ha
sido reconocida por la Iglesia como "Beata"
su Diario, la Divina Misericordia en mi Alma, se
ha convertido en el manual de devoción a la
Divina Misericordia. Ella no se habría
sorprendido, ya que nuestro Señor le había dicho
que el mensaje de la misericordia de Dios se
difundiría por medio de sus escritos para el gran
beneficio de las almas.
En un
comentario profético, Sor Faustina declaró:
Siento
muy bien que mi misión no terninará con mi
muerte, sino que empezará. Oh almas que
dudan, les descorreré las cortinas del cielo para
convencerlas de la bondad de Dios (Diario, 281).